sábado, 25 de septiembre de 2010

septiembre

Casi nunca pienso en el futuro.
Soy fiel al asiento de ventana
en el autobús de ida y vuelta.
Es más sencillo serle fiel
a un asiento que a un principio.

Empiezo a considerar que la
coherencia está sobrevalorada
ante los riesgos del hamor,
inepto y trotaconventos.

Aunque el pasado me da miedo,
la razón sucumbe a él.
Lo saborea como si se exprimiese
a sí misma, mezclando
sangre con azúcar.

Y la rutina del día gris
deja poco tiempo para el presente.
Dejo pasar las horas,
entre un libro y otro,
entre una cama, un asiento, un sofá...

Las horas se meten debajo de los muebles,
los días se esconden en los armarios,
y son carne del pasado.

No me eches en cara el futuro.
No me importa, apenas me importa el presente.

Así te das cuenta de que somos ésto,
inteligencia inútil,
absurda existencia.

Ésto.
Día gris, color rojo, una mesa,
el dorso de una mano,
ésto,
pelusas tras los muebles,
al final, todos seremos
pasado.

1 comentario:

  1. La realidad es aquello que sigue existiendo cuando dejamos de creer en ella.

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