Se me mueren los mares
en el vaso y en las manos
se callan las gentes
las cinturas se apagan
mientras paso.
Se acaba el cigarrillo y esquivo
a todos los que quieren ver mi reloj parado.
Y todo anda, y estoy a un paso,
apoyado en el quicio de lo eterno
y no me encuentro
incómodo en la puerta de la muerte.
Marcha el demiurgo buscando un café a medianoche,
giran las raíces, todo anda.
Me tiende el mundo un débil violín de salvación.
Andan los bichos.
Se van agotando entre humos y acordes
los momentos que los sueños cambian por susurros.
Se mueven los abrazos.
Se arrastra el tiempo.
El mundo por ti no se acabará conmigo.
Discurren las artes y los puzles y remontan
el curso las palabras por mi boca
se mueve todo
se agita
ebulle
...
Tal vez te diste cuenta demasiado pronto
que yo era el peor de todos
o tal vez esperaba yo
vivir un rato
más.