martes, 7 de septiembre de 2010

Der Wanderer II

En el campo rojo
los libros se desparraman
manchándose de sangre.

Del amor chocante
de los sodomitas
se cierran los ojos en lágrimas.

No hay maleta ni sombreros,
ni gestos hoscos.

Sólo hay manos en los bolsillos
y luces que se encienden y apagan.

En el campo rojo
campo entristecido de llantos,

El caminante sin ojos se pierde
en laberintos de libros sangrantes.

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