martes, 23 de noviembre de 2010

Lonely girl

Había dos gatos en el tejado. Además esa chica en la ventana. Observando, con el movimiento del pájaro, tímida, frágil, siempre en la ventana. Esa que parecía vestirse siempre entre dulce y triste, ¿sabes?
Solía pasar delante, yo la veía caminar mientras esperaba, porque esperaba siempre que la veía y ella nunca se había detenido, salvo en la ventana, cuando parecía estar quieta, cuando aún inmóvil yo sabía que no estaba quieta, porque ellas nunca se están quietas, en las ventanas, en los coches, en los funerales, ¿sabes?, ellas andan esperando, andan sonando a Mozart o a algo parecido, tan nítidas, rectas como jazmínes, como un si bemol, siempre brillantes, impávidas ante los charcos y la lluvia, tan aritméticas, tan lindas...
All dressed in sadness.
La sorprendí mirándome un día, es decir, me sorprendí sorprendiéndola, bueno, estaba yo, estaba su mirada, y estaba la línea recta... No sé si me cruzó en su pensamiento o si el estupor petrificante del ensimismamiento la atrajo a mí como una corriente magnética, pero allí estuvo, tan sólo un momento, más rápido que el eco, y volvió en sí, y caminó de nuevo allí de pie en la ventana.
Supongo que se marchó un día.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Y el maldito tiempo,
que está siempre en
todas partes,  me
persigue incluso
cuando
            se
                me
                      escapa...

domingo, 21 de noviembre de 2010

Método para la pérdida del sentido semántico de la palabra amor

Para que el efecto sea total e inmediato basta con leer, de manera lenta y ceremoniosa, cada palabra de la siguiente lista, atendiendo en cada caso los signos especiales de separación.

amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, a-mor, a-mor, a-mor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, a-mor, a-mor, a-mor, a-mor, a-mor, a-mor, a-mor, a-mor, a-mor, a-mor, a-mor, a-mor, a-mor, a-mor, a-mor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, amor, a-mor, a-mor, a-mor, amor, am-or, am-or, am-or, am-or, am-or, am-or, am-or, a-mor, a-mor, a-mor, a-mor, a-mor, amor, amor, amor, amor, amor, a-m-o-r (léase: a, eme, o, erre), a-mor, am-or, amor, a-m-o-r, a-m-o-r, a-m-o-r, a-m-o-r, a-m-o-r, a-m-o-r, a-m-o-r, a-m-o-r, a-m-o-r, a-m-o-r, a-m-o-r, a-m-o-r, a-mor, a-mor, a-mor, a-mor, amor, amor, amor, amor,
a  m  o  r
m         o
o         m
r  o  m  a

Hoy sin hache, y voilá! ... sin sentido.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Juego entre borrachos

La casa comía Olga.

A hacía como una putilla del ghetto enorme porque sentía necesidad de comerse apasionadamente una nuez dentro de un coche viejo, muy despacio, saboreándola, a través del espacio temporal mágico impúdico del coño viejo, siempre.
N conducía velozmente por el cielo lleno de p, muy lleno, repleto, (no cabía ni Mario Vaquerizo de perfil), porque su amigo seguía ansioso cuando el coche arrancaba suspiros alternativos, evohé!
Entonces encendía una hoguera utilizando compresas vampíricas llenas de hormigas culonas de V que picaban mucho mucho cuando las salpicabas.
Mientras calentaban las babas vaginales y conyugales apáticas del Papa, refrescaban con leche de amapola y ladrillos rosas y coles fritas, rebozadas sutilmente con pelos de zorra caliente y esponjosa de S. Dragó.
A seguía pensando en montar ferozmente a Los Lunnis en tanga (de leopardo), ¡rico!, arrancarlos de un arañazo con la punta de un clavo enorme de acero vizcaíno auténtico.
Al final, su primo chotacabras fue zampado después de proclamarse Rey de España.

domingo, 14 de noviembre de 2010

para leer en tono experimental

cuatro somos
cuatro los que escapamos
del cuadrado
cuatro
y nos encontramos
fuera los cuatro
en las noches
y siempre de noche
oyen mejor los cuatro
y ven mejor los liberados
ojos de los cuatro

Y salimos los cuatro
de los vértices
vosotros al infinito
y yo al centro,
cero cero
y quedo girando
sin salir
girando como un cuchillo
y no sabes si
soy filo o empuñadura

y ni yo lo sé
supongo que
hipócrita metido
en el centro de un cuadrado
y no importa
que gire
ni que las líneas sean muros
ni que cuatro ya sólo sea uno
uno yo, y nada importa ya.

viernes, 12 de noviembre de 2010

La Dolce Vita

Qué largos
los días del invierno
cuando uno se deshabita.
Qué tedio pensar en los años.
Qué tiempo
cuando uno se amortaja
como se encala
como se racionaliza.
Qué terror de mañana tras mañana

y noche y noche y noche y noche y

negro sobre negro
y queriendo ser
y nunca siendo espacio
sin tiempo
pero muerto por el tiempo.

Sin mañanas, sin pasados.

Tan sólo una desgana
y café de día
y alcohol de noche.
y café, y un día
fin.
Y ya sin mí, sin tiempo.

Y yo tan solo tú, ya
tan solamente espacio.

domingo, 7 de noviembre de 2010

'Cause I've turn your world around

(...)
Imposible escribir poemas. Estoy enamorado.
Roberto Bolaño


Al parecer, la lluvia
te ha tomado el relevo
y me jode el alma cuando
voy sin paraguas.
No, no es pesimismo.
Es ligera apatía,
ligera por liviana
y no por poco importante,
que se pierde en las noches
de los viernes, y en las de
algún sábado
pero que vuelve
cuando me quito los zapatos
y me persigue
por habitaciones y por relojes.

Si es que tirito cuando me quedo solo.

Pero cuando estáis conmigo
(es más bien yo con vosotros)
y os irritáis porque
os miro por fuera,
o el jazz o la literatura
se me abalanzan,
cuando sólo os observo,
porque soy un pésimo analista,
estoy amando vuestra compañía.

Porque no hay color
entre estar solo solo
y solo acompañado.

noviembre

Al sur en invierno.
Escapo de la tos,
del tedio, de los
mecanismos.
Los pulmones, húmedos,
mientras Mónica revive
en este viejo desván.
Entre niebla de Gauloises
...just like today...
en el abrigo viejo, y
yo sucio.
Contar la vida por el número
de veces en que das la vuelta al
disco,
ó
por la arquitectura
naranja y blanca
del cenicero.
¿Hay pan en casa?
De todas formas tendría que
salir y mojarme
los pies.
LLevar el paraguas,
deambular, y además
el viento.
Prefiero las mañanas frías,
el crujir de hojas,
...too many words are still unspoken...
y el aire seco.
Cafés repletos de paraguas
dobles, bufandas y
corazones calientes.
No, hay más romanticismo
en este antro.
Mejor abro un libro y voy al sur.