domingo, 25 de abril de 2010

Sangre en mi pecho
será
que mientras nos amemos
no sea tu retina
la que se refleje en la mía.

Serán las manos
desgarrando la carne
rompiendo los huesos
abriendo los ojos
en llantos sinceros
que al no ser
llaman.
Tranquilas.
Serenas.
Solitarias manos.

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