viernes, 12 de noviembre de 2010

La Dolce Vita

Qué largos
los días del invierno
cuando uno se deshabita.
Qué tedio pensar en los años.
Qué tiempo
cuando uno se amortaja
como se encala
como se racionaliza.
Qué terror de mañana tras mañana

y noche y noche y noche y noche y

negro sobre negro
y queriendo ser
y nunca siendo espacio
sin tiempo
pero muerto por el tiempo.

Sin mañanas, sin pasados.

Tan sólo una desgana
y café de día
y alcohol de noche.
y café, y un día
fin.
Y ya sin mí, sin tiempo.

Y yo tan solo tú, ya
tan solamente espacio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario