sábado, 15 de mayo de 2010

El extranjero II

Al exterior florece.
un marco de cristal
invade la oscuridad
de la celda
con suelos de parquet
roído.

Pero sigo odiando los equinoccios.

Con la mano puesta en el alma
y mirando al suelo,
(como debe ser)
anticipando un golpe,
comprobé,
por razón o estadística

que la primavera nunca trae nada bueno.

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