Te tocará a ti,
cuando mañana te despiertes,
recordar mis faltas y
mis miedos.
Mañana,
al café,
tú serás el valiente,
el capaz y
el eficaz.
Confío en ti y
en que te des cuenta
que quieres ser mejor
que el que esta noche
te da estos recados.
Espero,
que precisamente tú,
y no alguno de los túes de un futuro
mucho más lejano,
con el cigarro y el Sol
recobres de pronto la ilusión
como una epifanía,
como tantas veces
hicieron tus compañeros del pasado.
En fin, espero
que mañana no sucumbas
cuando callen los pájaros
y sigas siendo el del café
de la mañana,
y no este pequeño ser
de la noche de un domingo.
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