He aquí la imagen.
Veo
la
yema de un dedo,
ahogándose en la cerveza.
Perseguido
por la coherencia del estúpido
vivo
la vida en un día.
Sobran los demás idiomas, señales, fechas
La cerveza no ahoga.
Y el restaurante del que no te acuerdas
y este desinterés de náusea
y facilidad
y falta del entendimiento.
Esta esquina que se ve tras la puerta.
Es una de bronce,
como el alma, como todo.
Es el angustioso hambre de cinturones
y de manos sangrantes.
¡Pero no te asustes!
mon semblable, mon frère
Todo tiene sentido.
La unidad del sentimiento.
Los colgantes que no llevo.
La sencilla melodía del final.
Nada entendiste.
Nada queda ya por decir.
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