lunes, 20 de diciembre de 2010

Paisajes IV

En las horas inexistentes de la madrugada
voy recorriendo los caminos
que
     ser
pen
     te
  an
a ritmo de alborada.
Al momento del despunte,
los bardos pulen sus canciones,
respiran la luna amarillenta,
y sienten el mar como
un aullido en los robles.

Yo los sigo de mientras,
sonrisa en mano,
recortando siluetas de montes.

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